25 de mayo de 2013

Aznar y Rouco: combatiendo el Mal

La mirada curva

Se buscan exorcistas. Así podría rezar el anuncio que la diócesis de Madrid ha publicado estos días. Una iniciativa para hacer frente al paro, y una buena oportunidad laboral en estos tiempos que corren. Rouco Varela, preocupado ante la gran demanda de los ciudadanos por liberarse de las posesiones demoníacas y las influencias maléficas, ha tenido que dejar a un lado los asuntos en los que trabajaba (la nueva ley educativa, la prohibición del matrimonio entre personas del mismo sexo, o la reforma de la ley del aborto) para centrarse en algo aún más importante: combatir al Maligno.

Pero si estabais interesados en inscribiros en esta oferta, habéis de saber que todo hace indicar que los puestos ya están cubiertos. Fuentes del arzobispado han asegurado que los ocho sacerdotes confirmados por el cardenal Rouco para el ministerio de exorcistas estarían ya inmersos "en un período de formación acelerado".

Esta demanda para protegernos del influjo del Diablo coincide en el tiempo con otro anuncio: la vuelta de José María Aznar.

A la pregunta "¿Tú eres un dios?" siempre hay que responder que sí, aunque Aznar, por modestia o ejemplo de humildad y prudencia, probablemente diría que no.

Lo que sí ha negado estos días el ex presidente del Gobierno ha sido que alguna vez cobrara sobresueldos, y también ha desmentido la existencia de los famosos sobres que el ex tesorero del PP se encargaba de repartir. Lo ha hecho en la muy comentada entrevista que estos días le hicieron en Antena 3; una entrevista en la que cargó contra un sector de los medios de comunicación, a los que acusó de llevar a cabo una diabólica campaña de desprestigio.

El ego de José María Aznar no se podría destruir ni con armas de destrucción masiva, esas armas que supuestamente tenían en Irak y que suponían una terrible amenaza para el mantenimiento de la paz mundial. Para ello, para mantener la seguridad y el orden mundial, Aznar encabezó el famoso "ataque preventivo"; un ataque que ni siquiera contaba con el apoyo de las Naciones Unidas, y que desde el Trío de las Azores justificaron basándose en unas pruebas inventadas.

Sofisticado y retorcido fue el protagonismo del entonces presidente, que en sus declaraciones siempre se mostró soberbio, por encima del Bien y del Mal.
Ha pasado mucho tiempo, pero no tanto como para no acordarnos de estas afirmaciones:




La diferencia entre ambas declaraciones: miles de muertos y un país destruido.

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