19 de noviembre de 2009

Pensamiento salvaje: un saludo a Lévi-Strauss

Lévi Strauss

Revolucionar su profesión por grandes descubrimientos.
No encontrar algo desconocido, algo que creíamos inexistente o escondido.
Simplemente ver las cosas desde otra perspectiva.
Volver a empezarlo todo desde esta otra perspectiva. Este es el gran descubrimiento, esta es la revolución de Lévi-Strauss.

Inspirándose en Ferdinand de Saussure y su reflexión sobre el estructuralismo en lingüística, Claude Lévi-Strauss revolucionó la antropología dándole esta misma perspectiva estructuralista; para simplificar, estudiando el individuo por las relaciones que mantiene con el mundo, con los otros, más que sobre el propio individuo (modelo de reflexión que adoptaron luego los filósofos Gilles Deleuze, Michel Foucault, o el sociólogo Pierre Bourdieu, entre otros y que os recomiendo).

Lévi-Strauss fue un investigador prolífico en antropología social, cuyas búsquedas le llevaron a viajar a Brasil para recolectar material, fotos, documentos… Reflexiones. Fruto de horas y horas, días y días de observación.
Y un regalo. Un regalo que abre puertas a los que no saben de antropología, un regalo a los que ni siquiera estudian y poco importa, la verdad. Un libro. Tristes Trópicos, 1955.

Un libro que empieza por una frase: “Odio los viajes y los exploradores”. Qué bonito cuando dicho odio se convierte, para muchos, en un antes y un después en la manera de viajar, de pensar y considerar el viaje.
Porque precisamente, no se trata de odio verdadero: Lévi-Strauss no se encerró en un hermético lenguaje universitario y produjo un libro al alcance de todos, mezclando recuerdos de viajes, estudios, reflexiones y meditaciones, filosofía y antropología.
El autor nos ofrece un libro que se aleja de los códigos de los relatos de viaje, un género que cultivaba fuertes rasgos sensacionalistas y exóticos que no pasaron de moda desde el siglo XVI.

Estos rasgos, Tristes Trópicos los estallan, los borran por completo para dar una visión humana, más contextualizada de civilizaciones denunciando la invasión del mundo occidental sobre otros mundos, sus errores, sus torpezas… Las consecuencias de una profunda ignorancia.

No se puede viajar igual después de Tristes Trópicos. Los pasos, sitios, se convierten en pretextos a preguntas, reflexiones: el sitio del hombre en la naturaleza, el sentido de la civilización (la nuestra, las ajenas), el progreso. Nosotros en medio de esto. Nosotros y los otros.

Cuando un texto se convierte en ventana, cuando un texto, incluso abriéndose con una frase de odio, una provocación extraña que podría producir rechazo a él que no se atreve a seguir, pues sí, sí se puede tratar de un regalo.
Y en este caso, destinado a la humanidad.

Lévi-Strauss falleció el 30 de octubre de 2009, tras 100 años de rica existencia. Nos dejó, a nosotros y al mundo. No le gustaba el mundo que dejó.

En una de sus últimas entrevistas, repite un sentimiento ya expresado muchas veces: “Lo que veo, son los estragos actuales, la desaparición espantosa de las especies vivas, ya sean vegetales o animales; y el hecho de que, debido a su densidad actual, la especie humana vive un tipo de régimen de envenenamiento interno, y pienso al presente, y al mundo en el cual estoy acabando mi existencia. No es un mundo que me gusta.”

Muy tristes y ciegos los que no saben y no sabrán tomar los frutos de este odio como un regalo.

Un video del sociólogo Pierre Bourdieu hablando del trabajo de Lévi-Strauss:

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